“En un contexto de pandemia, en donde todas las personas se encontraban recluidas en sus domicilios por largos periodos de tiempo, las personas defensoras siguieron siendo blancos de ataques, incluso mortales. Esto da cuenta de un patrón de comportamiento, que es gravísimo y que desde la UDEFEGUA intentamos demostrar. Necesitamos medidas urgentes por parte del Estado”, explicó Jorge Santos, Coordinador General de la UDEFEGUA, durante la presentación del informe a la prensa.
El 21 de noviembre, miles de manifestantes se unieron a una amplia protesta pacífica en la plaza central, haciendo uso del ejercicio de su ciudadanía. Sin embargo, como resultado, más de cuarenta participantes las manifestaciones fueron arrestados. Estas personas fueron liberadas dos días después de los hechos por falta de mérito, en un claro intento de criminalización de la protesta. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recomendó investigar el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía en sus operativos de detención y amedrentamiento de las manifestaciones.
En este sentido, la campaña “Más Visibles, más segur@s” lanzada por UDEFEGUA, cobra aún más sentido. La iniciativa impulsa un llamado urgente no sólo a proteger a las personas defensoras, sino que también a visibilizar su rol y la importancia que tienen en nuestras sociedades. El papel de quienes están en primera línea es clave, si queremos pensar en una “nueva normalidad” y una recuperación al estado crítico en que se encuentra la democracia guatemalteca.
Panorama de agresiones
La reducción del espacio cívico es solo una de las dificultades que enfrentan quienes defienden derechos humanos en el país. De acuerdo con lo que señala UDEFEGUA, el 37% pertenecen a agresiones cometidas contra defensoras; el 13% contra organizaciones, comunidades y/o instituciones defensoras y el 50% contra defensores de derechos humanos.
Del total registrado por UDEFEGUA, 14 casos corresponden a asesinatos, entre los cuales hay 4 mujeres defensoras y 10 defensores víctimas de ataques mortales, así como 22 intentos de asesinato.
En los nueve primeros meses de 2020, la organización notó que la criminalización representa el 34% de la totalidad de los ataques, con 287 hechos en los que el derecho penal se ha usado en contra de las personas defensoras de DDHH.
“La criminalización es un fenómeno que nos preocupa, por cuanto implica que el Estado está imponiendo una lógica represiva y un uso selectivo de su sistema penal, pues vemos que en los procesos contra personas defensoras prima la eficiencia del sistema judicial en su conjunto en vez de garantizar la defensa de derechos humanos en Guatemala”, declaró Santos.
Más visibles, más segur@s
Udefegua recibió información de 134 agresiones contra personas, organizaciones y/o comunidades defensoras de derechos humanos registradas en los departamentos de Alta y Baja Verapaz, Izabal y Petén, fuera del área metropolitana. En las áreas donde se registran mayor cantidad de ataques a personas defensoras de derechos humanos, es donde se está imponiendo con mayor fuerza el modelo económico extractivista.
De acuerdo con el informe presentado por Global Witness “Defendiendo el mañana”, 212 personas perdieron la vida por proteger sus hogares, bosques y ríos. El año 2019 fue el que tuvo mayor cantidad de asesinatos contra quienes resisten ante los llamados “modelos de desarrollo”.
Guatemala se encuentra sexto en el ranking de los países más peligrosos para la defensa de la tierra y el medioambiente, con 12 asesinatos registrados solo en 2019. Si reunimos los dos últimos años, el país acumula 28 asesinatos, solo vinculados a la tierra y el medioambiente. En 2018 los asesinatos se quintuplicaron en relación con el año anterior, con 16 muertes.
Frente a una crisis climática evidente, e inminente, es imprescindible poner un freno a los ataques en contra de quienes están en primera línea, resistiendo frente al deterioro ambiental, la deforestación, y el uso de territorios ancestrales como mercancías. Este año, con la pandemia, nos demostró que es urgente poner un freno a estos modelos de desarrollo que destruyen nuestros bienes comunes.
Estamos en un momento clave para la humanidad. Si queremos generar un cambio estructural y duradero, el tiempo es ahora. Mientras el mundo busca recuperarse de la pandemia mundial, la pregunta sobre cómo reconstruiremos nuestro mundo para que sea más verde, más humano y más resistente, se ha convertido en la más importante. Sin duda, las personas que defienden la tierra y el medio ambiente juegan un papel vital en responderla.