Mientras Nicolás Maduro continua en el poder tras unas elecciones muy disputadas, explicamos cómo la petrolera estadounidense Chevron se ha convertido en el salvavidas financiero del régimen autoritario de Venezuela.
"Somos un actor comercial, no un actor político," le dijo Mike Wirth, exdirector ejecutivo de Chevron, a sus inversionistas en la conferencia sobre resultados del segundo trimestre de 2024. A pesar de que Chevron presuntamente gastó 6,67 millones de dólares en grupos de presión del gobierno estadounidense en 2024, según Wirth, la petrolera no está interesada en la política mundial.
Pero las operaciones del gigante petrolero estadounidense tienen consecuencias políticas, especialmente en Venezuela, donde Chevron representa un salvavidas financiero al represivo régimen autoritario de Nicolás Maduro.
Esta es una característica del modelo de negocio de la industria de los combustibles fósiles. Desde la Rusia de Putin hasta el Azerbaiyán de Aliyev, la extracción de hidrocarburos les da a los dictadores el poder y los fondos necesarios para fomentar la violencia y la represión en todo el mundo. En Venezuela, las operaciones de Chevron refuerzan ese modelo.
El 10 de enero, Maduro tomará posesión de su tercer mandato tras unas elecciones antidemocráticas marcadas por la falta de transparencia y la dura represión a la oposición.
Después de que Maduro declarara la victoria sin mostrar pruebas creíbles de los resultados electorales, miles de venezolanos y venezolanas salieron a la calle para protestar. Las autoridades reprimieron brutalmente a las y los manifestantes, y muchos detractores del gobierno fueron detenidos o murieron en la violencia que siguió.
Ignorando las sanciones petroleras: El regreso de Chevron a Venezuela
Venezuela ya ha estado aquí antes. En 2018, Maduro se proclamó ganador de su segundo mandato en otras elecciones muy disputadas.
En respuesta a los abusos contra los derechos humanos, las ejecuciones extrajudiciales y la corrupción del régimen dictatorial, Estados Unidos impuso amplias sanciones contra la industria más importante del país: el petróleo.
Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. El petroestado depende en gran medida de las exportaciones de petróleo, que financiarán aproximadamente el 58% del presupuesto del gobierno en 2024.
Durante años, las sanciones estadounidenses impidieron a Chevron extraer petróleo en Venezuela, pero una campaña persistente para reanudar las operaciones, encabezada por el presidente ejecutivo Mike Wirth, y respaldada por el cambio de prioridades geopolíticas, recientemente les dio un giro.
Cuando Rusia inició la guerra contra Ucrania, el intenso cabildeo de Chevron pareció dar frutos. El gobierno estadounidense, temiendo una interrupción del suministro mundial de petróleo, cambió un dictador rico en petróleo por otro. Sancionó el petróleo ruso al mismo tiempo que le concedió a Chevron una licencia especial para regresar a Venezuela, donde la empresa reanudó la extracción a través de una empresa conjunta con la petrolera estatal Petróleos de Venezuela SA.
Cuando se le preguntó por las próximas elecciones presidenciales en la llamada de reporte del segundo trimestre dos años después, Wirth aseguró a los inversionistas que "seguimos siendo apolíticos en Venezuela y en otros países."
A pesar de que la licencia especial del gobierno estadounidense supuestamente dependía del progreso hacia la celebración de elecciones libres y justas, no ha sido revocada tras las últimas elecciones.
El dictador de Venezuela, patrocinado por el petróleo
A pesar de los aparentes intentos de Wirth de elevarse por encima de la contienda política, una mirada a las cifras muestra la centralidad de Chevron en la viabilidad económica del gobierno venezolano.
Un experto estima que la empresa conjunta a través de la cual Chevron opera en Venezuela genera casi un tercio de los ingresos petroleros totales del gobierno, proporcionando un apoyo financiero que necesita la violenta dictadura de Maduro.
Además, la falta de transparencia y la corrupción endémica en el sector petrolero de Venezuela dificultan determinar cuánto dinero del petróleo está captando el gobierno de Maduro y cómo se está gastando.
Todo esto ya es de por sí grave, pero la producción de petróleo en Venezuela además ha causado enormes daños al medio ambiente. En las dos últimas décadas, los repetidos derrames de petróleo, especialmente en las zonas costeras, han devastado la biodiversidad marina local y han creado condiciones peligrosas para los pescadores, quienes sacan su pesca empapada en petróleo.
En 2023, Venezuela además se situó entre los cinco primeros países del mundo en cuanto a la peligrosa práctica de la quema de gas, que libera una peligrosa contaminación a la atmósfera.
Las operaciones de Chevron en Venezuela ilustran un tema más amplio: que los combustibles fósiles son intrínsecamente destructivos. Su extracción puede perjudicar a las comunidades aledañas, su venta financia las arcas de regímenes represivos y su combustión es el principal motor de los devastadores efectos de la crisis climática.
Nuestra adicción a los combustibles fósiles lleva a que los gobiernos abandonen sus principios, priorizando el petróleo y el gas por encima de los derechos humanos y la democracia.
El papel de Chevron en el apoyo al régimen de Maduro en busca de beneficios petroleros ilustra por qué necesitamos urgentemente dejar los combustibles fósiles bajo tierra: para dejar de financiar dictadores petroleros y para acabar con la crisis climática.