Cresud, una empresa argentina de "bienes raíces agrícolas", es responsable por la deforestación que triplica en tamaño a Madrid y por emisiones significativas de carbono
El importante banco español, Santander, ha contribuido a financiar a una de las mayores empresas responsables por la deforestación al organizar de manera conjunta desde el 2011 un financiamiento de 1.300 millones de dólares para el gigante de la agroindustria, Cresud, según información revelada por Global Witness.
Esta financiación se incrementó a pesar de la adopción en 2018 de una política por parte del banco para "limitar" la deforestación, y el establecimiento en 2021 de un objetivo de deforestación neta cero.
El apoyo al modelo empresarial de Cresud por parte de Santander le ha permitido a la empresa acelerar su expansión geográfica durante las últimas dos décadas.
Según un nuevo análisis de Global Witness, esto ha ocurrido a pesar de la deforestación llevada a cabo por el gigante agrícola de 170.000 hectáreas en sus campos desde inicios de este siglo.
La magnitud de esta deforestación equivale a tres veces el tamaño de Madrid, la capital española.
Las probables emisiones procedentes de esta deforestación, en algunos de los bosques con mayor biodiversidad y más ricos en carbono del mundo, equivale a un estimado de treinta millones de vuelos trasatlánticos.
Cresud y su filial, BrasilAgro, también están implicados en varias controversias relacionadas con los medios de vida de los pueblos indígenas en América del Sur.
A pesar del historial de la empresa, Global Witness puede revelar que Cresud ha obtenido certificaciones de sostenibilidad para dos de sus estancias. La empresa también ha dejado claro su deseo de acceder al mercado de créditos de carbono con el objetivo de recibir pagos por los bosques restantes en sus propiedades.
Los activistas en Argentina y Europa desconfían de las alegaciones de sostenibilidad de la empresa y un activista indígena le pidió encarecidamente al banco que “invirtiera en algo más sostenible y beneficioso”.
Santander es el financista de Cresud más grande con sede en la UE. La financiación de 1.300 millones de dólares fue suscrita conjuntamente por Santander y varios bancos internacionales y de Argentina, y Santander actuó con frecuencia como suscriptor principal.
En correspondencia con Global Witness, el banco no ha negado que continuará financiando a Cresud.
El año pasado, Santander fue el mayor acreedor de la UE de empresas relacionadas con riesgos forestales que estuvieron directamente implicadas en cadenas de suministro de carne vacuna, aceite de palma, soya y otros productos agrícolas que impulsan la mayor parte de la deforestación tropical.
"Bienes raíces agrícolas"
En 1994, un nuevo director ejecutivo tomó las riendas de la empresa argentina Cresud con un novedoso proyecto comercial. ¿Y si optáramos por el enfoque de las inversiones en bienes raíces y lo aplicáramos a las propiedades rurales del país?
Más de 30 años después, la respuesta es evidente. La empresa ha tenido un extraordinario éxito financiero. Cresud ha crecido considerablemente. En 2010, la firma recaudó 49 millones de dólares por concepto de ingresos. Para 2024, esa cifra alcanzó los 1.400 millones de dólares.
En 2005, estableció una filial llamada BrasilAgro con el objetivo de expandir el modelo empresarial argentino y actualmente cuenta con terrenos en los países vecinos de Paraguay, Bolivia y Brasil.
Cresud y BrasilAgro son empresas que cotizan en la bolsa, incluida la Bolsa de Valores de Nueva York.
El proyecto comercial es sencillo.
“Vemos el campo como un activo que se puede comprar y vender,” expresó en julio de 2024 Diego Chillado Biaus, gerente argentino de Cresud.
“Vamos a las áreas a las que las personas no quieren ir, enfrentamos la volatilidad de la producción, nos encargamos de estabilizarlos (los campos) y los vendemos para comenzar otra vez”.
Mientras Cresud aguarda por la fijación de los precios de los terrenos, la tierra se usa para el cultivo de soya, trigo y girasoles, así como para la cría de ganado.

Cresud cría ganado en sus campos en el norte de Argentina. Greenpeace Argentina
El éxito financiero va dejando detrás una estela de destrucción. Cresud evita la palabra “deforestación” o "desmonte" en documentos de difusión pública y utiliza muchos términos eufemísticos como “estabilizar” en dichos documentos y declaraciones: “desarrollar” la tierra para que alcance su “potencial productivo”, y la “transformación” de la tierra.
Cresud reconoce el “riesgo significativo” que implicarían leyes medioambientales más fuertes ya que podrían dañar su modelo empresarial y poner en riesgo ganancias futuras.
¿Cuál es la relación entre Cresud y BrasilAgro?
BrasilAgro fue establecida por Cresud en 2005 para ampliar la presencia de la empresa en Brasil.
Brasil tiene límites sobre la cantidad de tierra que puede ser controlada por inversionistas extranjeros. Según una ley brasileña de 2010, “un inversionista extranjero o incluso una empresa local, con más del 50 por ciento de las acciones en manos de inversionistas extranjeros, enfrentarán restricciones para adquirir tierras”.
Según una investigación de 2021 realizada por Agencia Publica, se sospecha que BrasilAgro ha sorteado los límites impuestos sobre la venta de tierras a compradores extranjeros. En una declaración a la Comisión de Valores Inmobiliarios (SEC, por sus siglas en inglés) de 2023, Cresud menciona que “la imposición de restricciones sobre la adquisición de propiedades agrícolas por parte de nacionales extranjeros en Brasil” es un importante riesgo, y expone las dificultades que ha tenido al respecto en las cortes brasileñas.
En el momento de la redacción de este artículo, Cresud tenía una participación mayoritaria del 34,2 % en BrasilAgro, y los documentos públicos y presentaciones de Cresud mostraban que consideraba a BrasilAgro parte de la misma empresa. El equipo directivo de Cresud (incluido su director ejecutivo y presidente) tiene un puesto en la junta de BrasilAgro.
Invertir en la destrucción medioambiental
La filial argentina de Santander ha sido parte de consorcios múltiples que le han proporcionado a Cresud más de 1.300 millones de dólares en financiación. Es el banco más grande con sede en la UE que financia la empresa.
Global Witness analizó los datos de dominio público para las emisiones de bonos de Cresud desde 2009. Santander es uno de los principales suscriptores de 35 de los 47 bonos emitidos por la empresa desde 2002, y codirector de consorcios por las cuentas bancarias para más del 90 % del valor total en dólares de bonos emitidos por la empresa.
Como codirector de grupos bancarios, Santander ha contribuido a la suscripción de más de tres cuartos de los bonos emitidos por la empresa desde 2011, y el banco le ha proporcionado directamente a Cresud préstamos de más de 50 millones de dólares.
Cuando un banco como Santander suscribe un bono para una empresa, la ayuda a recaudar fondos de otros inversionistas, y le garantiza comprar el bono si no se vende. Santander también es accionista de Cresud.
En 2018, Santander presentó una política de sostenibilidad en la cual la empresa describía un nuevo enfoque para la financiación del sector.
La política indicaba:
“El Grupo Santander ha decidido limitar su participación en determinadas actividades (sujeto a un análisis detallado previo de sus impactos ambientales y sociales) tales como las relacionadas con el petróleo y el gas en zonas geográficas sensibles, o aquellas relacionadas con la producción de pasta de papel y papel, aceite de palma o soya”.
La política se ha actualizado, pero aún no descarta claramente la inversión o suscripción de proyectos vinculados a la deforestación.
Desde la publicación de la política, Santander ha sido cosuscriptor de 850 millones de dólares en deuda para Cresud.
Ola Janus dirige la campaña Banks and Nature de BankTrack. La ONG organiza campañas para que los bancos respondan por sus compromisos.
“Las ambiguas políticas de Santander les abren las puertas a la deforestación y los abusos de derechos humanos relacionados con los negocios agrícolas en América del Sur. En aras de mostrar su verdadero compromiso con el fin de la deforestación, Santander debería comenzar por pedirles explícitamente a sus clientes y proveedores que no contribuyan a la conversión o degradación de los ecosistemas naturales", afirmó.
El banco también ha declarado un objetivo de emisiones netas cero en su cartera para 2050 y fue uno de los fundadores de la Alianza Bancaria Net Zero, un grupo de bancos con el mismo objetivo.
Santander es el tercer banco más grande de la UE por activos y el mayor acreedor del bloque de las empresas relacionadas con riesgos forestales. Según datos de Forest and Finance, en 2024, el banco concedió un préstamo de más de 600 millones de dólares a empresas implicadas directamente en cadenas de suministro de carne vacuna, aceite de palma, soya y otros productos agrícolas que impulsan la mayor parte de la deforestación tropical.
Durante los últimos años, Global Witness ha demostrado los vínculos financieros de Santander con importantes negocios agrícolas relacionados con la deforestación, entre los que se incluyen JBS, Minerva y Cargill.
Global Witness le preguntó a Santander si la financiación a Cresud constituía una violación de sus propias políticas. El banco declaró que “como práctica habitual no ofrecía comentarios sobre información relacionada con clientes o transacciones específicas”.
También, un portavoz de Santander afirmó que las alegaciones de Global Witness “contenían imprecisiones y posible información incorrecta sobre nuestras políticas”, pero se negó a proporcionar evidencia específica que respaldara estas afirmaciones.
Estela de devastación en los bosques de América del Sur
El análisis de Global Witness revela los verdaderos costos ambientales y sociales de la expansión de Cresud y la financiación por parte de Santander.
Un análisis de datos satelitales sugiere que la empresa ha deforestado más de 170.000 hectáreas en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay desde 2001, un área tres veces mayor que Madrid.
Los bosques afectados incluyen las regiones del Chaco en Argentina y Paraguay, el Chiquitano en Bolivia y el Cerrado en Brasil.
Estos bosques constituyen una de las zonas con mayor biodiversidad y carbono del mundo. También son el hogar de numerosos pueblos indígenas y comunidades locales.
Matías Mastrangelo, climatólogo argentino, conversó con Global Witness acerca del bosque del Gran Chaco, el bioma más afectado por la deforestación de Cresud.
“Desde el punto de vista biológico y cultural, es un lugar único. Es un gran reservorio de carbono. Sus habitantes cuentan con una riqueza cultural que se está perdiendo con la deforestación”, afirmó Mastrangelo.
Un estimado de las emisiones de carbono relacionadas con esta deforestación sugiere que equivalen a cerca de 30 millones de vuelos trasatlánticos.
Cresud les vende con frecuencia terrenos a otras empresas. En este análisis, Global Witness solo pudo examinar la deforestación en propiedades actualmente en manos de la empresa, lo que significa que las verdaderas cifras de deforestación pudieran ser muy superiores.
Ni Cresud ni BrasilAgro respondieron a las múltiples solicitudes de comentarios de Global Witness. En respuesta a una solicitud de comentarios en 2021 luego de una investigación centrada en la deforestación y realizada por Agencia Publica, BrasilAgro declaró: “llevamos a cabo nuestro negocio implementando las mejores prácticas de gobernanza empresarial”.
La empresa añadió: “Nos gustaría reiterar que todos los acuerdos y transacciones realizados por la empresa están en consonancia con la legislación pertinente”.
Metodología: ¿Cómo definimos y medimos la deforestación?
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la deforestación se define como “la conversión permanente de zonas de bosque en tierras para otros usos, como tierras de cultivo, usos urbanos, explotaciones forestales o eriales. La deforestación es la conversión permanente de zonas de bosque en tierras para otros usos o la reducción a largo plazo de la cubierta del dosel forestal por debajo del umbral del 10 %”.
En este informe, Global Witness utiliza la definición de deforestación de la FAO al analizar evidencia de deforestación a través de imágenes satelitales. Esta es una práctica habitual, pero Global Witness reconoce, sin embargo, que el uso de imágenes satelitales no es infalible y que los cálculos resultantes contienen pequeños, pero inevitables, márgenes de error.
Las cifras son inferencias basadas en imágenes satelitales, y no determinadas con base en análisis exhaustivos de cada hectárea de deforestación sobre el terreno. Global Witness estima que existe un alto grado de probabilidad de deforestación en esa zona, y no que la deforestación sea una certeza.
Para el análisis de este informe, Global utiliza información de dominio público compartida por Cresud, así como datos del registro de la tierra en Brasil, en función de crear un shapefile de la cartera completa de tierras de Cresud y luego compararlo con evidencia de deforestación en estas propiedades.
Para obtener una explicación detallada del análisis de deforestación realizado por Global Witness en este informe, descargue el documento de la metodología de esta investigación (en inglés).
Sobre el terreno
En Paraguay, se han talado más de 25.000 hectáreas de bosques en una estancia llamada Palmeiras Moroti.
Agropecuaria Morotí, una filial de BrasilAgro, en 2018 adquirió en su totalidad la estancia, que había sido anteriormente de propiedad conjunta.
Desde entonces ha vendido 863 hectáreas del terreno.

La entrada a la estancia Palmeiras Moroti, en el departamento de Boquerón en el Chaco paraguayo. Global Witness
Las imágenes satelitales muestran la rápida expansión de la estancia y cómo Cresud pone en práctica su filosofía de desarrollo.
En 2024, investigadores de Global Witness visitaron la estancia para presenciar la devastación.
Enormes áreas de campos secos se extendían en la distancia. A su alrededor, solo quedaban estrechas franjas de bosque.

Sequía y deforestación en la estancia de BrasilAgro en el departamento de Boquerón, en el Chaco paraguayo. Global Witness
La estancia se extendía por un vasto territorio donde la destrucción había sido inmensa.
Allí parecía no haber vida.
La deforestación en Paraguay no es un ejemplo aislado.
En Argentina, más de 60.000 hectáreas de vegetación han sido arrasadas en una única área, la Estancia Los Pozos en la provincia de Salta, desde que fuera adquirida en 1997.
En Brasil, Cresud deforestó 10.000 hectáreas en solo tres años (2016-2018) en su estancia Fazenda Chaparral. La siguiente imagen muestra la deforestación.
La deforestación no solo afecta el clima y la biodiversidad. También afecta a los que han hecho del bosque su hogar.
Sequía, deforestación y calentamiento
En el norte de Argentina, la expansión de la agroindustria y la destrucción de los bosques han tenido graves consecuencias.
Sergio Rojas es un activista indígena de la comunidad Qom en el norte de Argentina.
“Con toda la deforestación, los estuarios y las quebradas, y el agua dulce, se han secado, y eso ahora es un gran problema”, afirma Sergio.
Global Witness también conversó en condiciones de anonimato con un líder de la comunidad indígena Wichí.
“Antes [de la deforestación], podíamos ir descalzos al río sin quemarnos. Hoy en día, no podemos caminar descalzos ni 20 metros para visitar la casa de nuestro tío, porque el calor es insoportable, quema nuestros pies”.
“Estamos en una situación muy difícil, porque no hay nada que comer, nada que beber y las temperaturas en este momento también son extremas”.
En 2023, Argentina experimentó su peor sequía en 60 años. Esta sequía estuvo precedida por grandes períodos de ausencia de lluvia durante los dos años anteriores.
Matías Mastrangelo dice que la deforestación local acelera estos cambios.
“Cuando ocurren estos procesos de deforestación o degradación de la vegetación, en los que se pierde esa masa vegetal, lo que uno pierde es la conexión, el ciclo del agua de esa vegetación lo vincula a uno a la atmósfera con el suelo. La vegetación es el puente”.
Para Sergio, empresas como Cresud son parte del problema: “En las provincias del Chaco y Formosa, [las multinacionales] alteran el curso de los ríos para proporcionarles riego artificial a los cultivos, por ejemplo, de soya y girasol”, afirma.
Conflictos con las comunidades
Cresud y BrasilAgro han tenido problemas a largo plazo con la adquisición de la tierra y conflictos con grupos locales y comunidades indígenas.
Salta es una provincia en el norte de Argentina que ha sido arrasada por la deforestación en los últimos años. Una empresa que tiene previsto modificar el uso de la tierra en su propiedad tiene que consultar con las personas afectadas.
Al analizar una selección de las audiencias públicas de Cresud en Salta durante los últimos años, vemos que con frecuencia se realizan por las mañanas durante los días laborales normales, lo que puede resultar difícil para que las personas locales asistan.
A pesar de esto, en 2021, una sala presuntamente llena protestó contra el plan propuesto por Cresud para deforestar 3.383 hectáreas. Un representante electo de la provincia de Salta acudió para respaldar los planes de Cresud.

Los residentes locales protestaron contra los planes de deforestación de Cresud en una audiencia pública en Salta. Claudia Ferreyra / Salta 12
En virtud de la ley internacional, los pueblos indígenas y las comunidades locales tienen derecho a negarse a la ejecución de proyectos que afecten su modo de vida, y para que los proyectos que los afecten se lleven a cabo, deben dar su consentimiento libre, previo e informado.
Esto está codificado en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, un tratado internacional firmado por Argentina en el año 2000.
Hernán Giardini es un activista argentino en defensa de los bosques, que ha hecho campañas durante décadas contra la deforestación en el norte de Argentina.
En Argentina, la organización de audiencias públicas es responsabilidad de los gobiernos provinciales como el de Salta.
Es muy crítico sobre la manera en la que se organizan estas audiencias.
“[Las audiencias] con frecuencia se organizan a kilómetros de distancia de las comunidades. Las comunidades a veces no tienen dinero para llegar hasta allí. En el caso de las comunidades indígenas, no traducen [la audiencia] al idioma de la comunidad”.
“La realidad es que la audiencia pública no puede considerarse un consentimiento libre, previo e informado. Por otra parte, estas consultas no son vinculantes, son solo audiencias”.
No hay indicios de que Cresud sea responsable por dichas deficiencias.
En Paraguay, la “reserva” de la estancia Morotí –una pequeña sección de su estancia que no puede ser deforestada por ley– se superpone con un área propiedad del ministerio de pueblos indígenas de Paraguay en representación del grupo Cuyabia Ayoreo.

Mapa que indica la superposición de la “reserva” de Morotí con el terreno indígena Cuyabia en el norte de Paraguay
Según una fuente anónima de una ONG medioambiental en Paraguay, “en ningún caso la empresa hizo algún tipo de consulta con el ministerio indígena o con alguna de las ONG que trabajan con los pueblos indígenas allí”.
“Excepto una vez que nos consultaron por un lote cercano a Cuyabia, en pleno juicio de mensura”.
Por ahora, BrasilAgro no ha deforestado ningún terreno dentro del territorio Ayoreo en Paraguay, y la frágil paz se mantiene vigente.
En Brasil, una investigación de Mongabay cita a un investigador que visitó una de las estancias de BrasilAgro en el estado de Bahia en 2018, y que describió algunos de los manantiales cercanos a sus propiedades como sitios de “desertificación total” en ese momento.
Jatobá y Chaparral, las estancias de BrasilAgro allí, están ubicadas cerca de la aldea de Capão do Modesto, que, según se ha informado, ha experimentado violencia y conflictos entre los pobladores y los productores de soya, debido también a la escasez de agua.
En una declaración a Mongabay, BrasilAgro expresó que “todas las operaciones de la empresa se llevan a cabo dentro de la ley” e indicó que “cualquier declaración diferente a esto sería calumnia y difamación”.
La empresa también ha enfrentado conflictos con los pueblos indígenas en Bolivia. En 2021, el ministerio de tierras de Bolivia decretó que las propiedades de BrasilAgro se superponían con las de la Reserva Forestal de Guarayos, territorio histórico del pueblo indígena de Guarayo. Hasta enero de 2025, no parece haberse producido ninguna decisión sobre el estatus legal de la propiedad.
En marzo de 2024, BrasilAgro publicó un comunicado de prensa en el que informaba que los terrenos habían sido “invadidos”, y que parecía estar relacionado con las continuas disputas por las tierras en la región. En el momento de redacción de este artículo, no se había emitido ningún comunicado de la empresa en relación con el estatus de la propiedad.
“Algo más positivo, más beneficioso”
En Argentina, Global Witness le preguntó al líder de la comunidad indígena Wichi lo que pensaba de los bancos como Santander que financiaban a Cresud.
“Es lamentable que no inviertan en algo más positivo, más beneficioso”.
El sitio web de Santander muestra que quiere ser considerado como un banco ecológico. Durante los últimos años, ha lanzado varias iniciativas en defensa de los bosques, como Biomas, un plan para recuperar los bosques en Brasil, y el Innovative Finance for the Amazon, Cerrado and Chaco (IFACC).
Global Witness le preguntó a Santander si el banco continuaría financiando a Cresud luego de estas revelaciones.
Santander no negó la posibilidad de conceder financiamiento a Cresud en un futuro y declaró que “como práctica habitual no ofrecía comentarios sobre información relacionada con clientes o transacciones específicas”.
¿Certificación de sostenibilidad?
En años recientes, BrasilAgro, la filial de Cresud, ha recibido críticas públicas por la deforestación.
Si bien el modelo central de la empresa (comprar, “desarrollar”, esperar y vender) sigue siendo el mismo, Cresud dice que busca una estrategia más sostenible.
En 2024, Cresud recibió una certificación de sostenibilidad para dos de las estancias de la empresa. Estas estancias, La Gramillia y El Tigre, han recibido la certificación por la producción sostenible de soya y maíz.
Esta certificación es un intento autoproclamado para obtener más financiamiento competitivo y mejores precios para sus producciones de soya y maíz.
La entidad certificadora, la Mesa Redonda para la Soya Responsable (RTRS, por sus siglas en inglés), permite la certificación para las estancias que no hayan experimentado la deforestación de sus bosques naturales desde 2009.
Para Cresud, la certificación demuestra su “respeto hacia las comunidades locales” y el “cuidado del medioambiente”.
Aunque no se ha producido deforestación en ninguna de las dos estancias certificadas de la empresa, un activista teme que los compradores internacionales de la soya de Cresud puedan verse engañados.
“Comprar soya certificada por la RTRS no es una garantía de que el comprador la esté adquiriendo de una compañía sostenible, principalmente porque las empresas no necesitan certificar todas sus estancias. Al contrario, pueden elegir aquellas que desean certificar mientras continúan con los abusos al medioambiente y los derechos humanos”, expresó Lara Shirra White, investigadora de Earthsight.

Deforestación para fines agrícolas en el norte de Argentina. Greenpeace Argentina
Al contactar a RTRS para solicitar sus comentarios, la entidad afirmó que “rechaza rotundamente las alegaciones de Global Witness” y expresó que los estándares de la organización se desarrollan a través de un “proceso integral multilateral, que incluye consultas públicas, un grupo de trabajo específico y varias etapas de aprobación”. Declaró que las entidades certificadoras, no RTRS en sí, son responsables por la emisión de las certificaciones.
Cuando se le preguntó si permitir que las empresas certificaran pequeñas secciones de terrenos libres de deforestación podría inducir a los consumidores a creer que adquieren productos de una empresa sostenible, RTRS no respondió directamente sobre esta preocupación.
En su lugar, afirmó que RTRS “no autoriza de ninguna manera a los productores que cumplen con los estándares y principios de la certificación de la entidad a violar las leyes laborales y penales pertinentes. Esto incluye participar en actividades de deforestación o cometer abusos de derechos humanos dentro de la cadena de suministro mientras se identifican engañosamente como sostenibles”.
50 tonos de verde?
Cresud también espera recibir dinero por el carbono almacenado en los bosques de sus propiedades.
En 2022, Andre Guillamon, director ejecutivo de BrasilAgro se jactó de que el potencial financiero del carbono en una de las estancias de la empresa, Nova Buriti, era suficiente para escribir un libro: “50 tonos de verde”.
Sobre el potencial del carbono, Guillamon añadió: “No tengo dudas de que esto impulsará los resultados en el futuro”.
Guillamon declaró que la empresa quería buscar financiamiento para las reservas de carbono en las áreas de preservación.
Según el informe de 2022 sobre la sostenibilidad de la empresa, BrasilAgro ha recibido “recompensas” en la estancia Sao Jose por los “servicios ambientales proporcionados por sus áreas protegidas para el carbono almacenado en la tierra a través de buenas prácticas agrícolas [sic]”.
En 2023, Guillamon afirmó que él quería trabajar a través del sistema REDD para emitir créditos de carbono para la estancia Nova Buriti en función de evitar la deforestación.
Sin embargo, según informó la distribuidora brasileña O Eco, BrasilAgro solo abandonó el plan de deforestación de Buriti después de meses de presión por parte de la sociedad civil brasileña, y habiendo recibido la aprobación de deforestar el área por parte del ministerio de Desarrollo Ambiental y Sostenible en 2019.

Grandes áreas cuadradas de bosque son deforestadas para la agricultura en la provincia de Salta. Greenpeace Argentina
¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos aquí y a las futuras generaciones?”
Chris Lang, especialista en compensaciones de REDD Monitor expresó: “Es de vital importancia examinar todas las emisiones de las corporaciones agroindustriales provenientes de todas las operaciones y cadenas de suministro de la empresa, y no solo el área de un proyecto seleccionada por la empresa”.
Hernán Giardini también se muestra escéptico de que los créditos de carbono puedan impulsar cambios.
“En este punto [de la crisis climática], la deforestación debería estar prohibida, y no deberían existir recompensas por no deforestar”, declaró el activista de Greenpeace.
De regreso en Argentina, Global Witness le preguntó a Sergio su opinión sobre el enfoque de Cresud para las áreas rurales y por sus esperanzas de un cambio.
“Es un enfoque completamente capitalista. La [empresa] piensa solo en destruir el medioambiente y hacer más dinero. No pueden estar pensando en el futuro, porque ¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos aquí y a las futuras generaciones?”
Análisis y visualización de dados por Jan Oledan
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