Hace poco asistí a la primera gran conferencia de la OCDE dedicada al debate de las oportunidades y los desafíos de la tecnología de registros distribuidos. Entre los casi 1200 participantes de este foro político de dos días de duración se encontraban el vicepresidente del Banco Mundial, varios primeros ministros y numerosos altos cargos gubernamentales, en representación de 70 países.
Aunque esta tecnología, más comúnmente denominada «cadena de bloques», celebra ahora su décimo aniversario, la expectación que ha generado y sus aplicaciones de uso general son más recientes. En los últimos años, ha crecido el entusiasmo respecto a su potencial de transformar los negocios tal como los entendemos, ya que cada vez hay más defensores de blockchain que aseguran que esta tecnología es el futuro de la transparencia informativa.
En esencia, blockchain es un registro electrónico distribuido, respaldado por una gran cantidad de redes de diferentes partes del mundo, lo que lo vuelve completamente descentralizado. Blockchain es única en cuanto a que los datos que alberga no pueden alterarse ni eliminarse. El seguimiento de las transacciones es fácil y estas son imposibles de manipular. Estas características son la base del atractivo de blockchain como una forma más eficiente de mantener y gestionar los datos digitales.
En la conferencia se presentaron decenas de ideas, todas ellas sustentadas por un registro distribuido, destinadas a gestionar de manera eficiente la inocuidad de los alimentos, proteger los derechos de propiedad intelectual, combatir la trata de personas, etc. Aunque hubo quien instó a la precaución, el mensaje del foro fue claro: si tiene un problema que desee resolver, blockchain es la respuesta que está buscando.
No obstante, si bien la tecnología de registros distribuidos puede mejorar la gestión y el intercambio de información, debemos reconocer tanto sus límites como sus posibles repercusiones negativas. Muchas de las ideas que se presentaron en el foro aún no se han materializado ni probado y todavía queda mucho por aprender.
La creciente popularidad de blockchain en el ámbito del abastecimiento responsable de minerales es un buen ejemplo. Por todo el mundo, las cadenas de suministro de minerales han financiado conflictos, corrupción y abusos de los derechos humanos. Las nuevas iniciativas que usan blockchain en este ámbito han estado en primera plana de los periódicos. Según prometen, las empresas usuarias que están alejadas de las minas y los centros de comercialización podrán contar con información fidedigna y transparente sobre la procedencia de los minerales que utilizan. En teoría, es una fantástica noticia, pero el abastecimiento responsable no es tan sencillo.
Para establecer un comercio de minerales verdaderamente responsable, del tipo que trastoca los arraigados modelos empresariales que perpetúan la corrupción, los abusos de derechos humanos y la financiación de conflictos, se necesitará algo más que una mera innovación tecnológica.
En primer lugar, la información sobre la rastreabilidad solo ofrece a las empresas una perspectiva parcial de lo que realmente ocurre a lo largo de sus cadenas de suministro. Para entender el panorama completo, sería necesario captar una gran cantidad de información adicional que incluiría, entre otras cosas, los riesgos ambientales, las condiciones laborales, la presencia de grupos armados en las explotaciones mineras o el uso de mano de obra infantil. El abastecimiento responsable de minerales es más que un mero ejercicio de rastreabilidad. Cualquier aplicación de blockchain que se centre solo en la rastreabilidad permitirá que los abusos y la explotación que subyacen a algunas cadenas de suministro sigan existiendo.
En segundo lugar, blockchain solo es una herramienta para almacenar y compartir información. Por sí misma, esta tecnología no ofrece ninguna garantía de la precisión de los datos que en ella se introducen, la cual sigue estando expuesta a la influencia humana. Como recalcaron varias personas del foro, lo que das es lo que recibes. Esta cuestión es especialmente pertinente en muchas zonas productoras de minerales del mundo en las que sigue habiendo escasez y restricciones de información. Especialmente en las zonas remotas, los datos fiables sobre las prácticas de producción, comercialización y abastecimiento de minerales siguen siendo escasos. Para garantizar que los datos sean fiables y consistentes es vital llevar a cabo una investigación y un monitoreo independientes realizados por personas.
En la conferencia se presentaron decenas de ideas, todas ellas sustentadas por un registro distribuido, destinadas a gestionar de manera eficiente la inocuidad de los alimentos, proteger los derechos de propiedad intelectual, combatir la trata de personas, etc. Aunque hubo quien instó a la precaución, el mensaje del foro fue claro: si tiene un problema que desee resolver, blockchain es la respuesta que está buscando.
No obstante, si bien la tecnología de registros distribuidos puede mejorar la gestión y el intercambio de información, debemos reconocer tanto sus límites como sus posibles repercusiones negativas. Muchas de las ideas que se presentaron en el foro aún no se han materializado ni probado y todavía queda mucho por aprender.
La creciente popularidad de blockchain en el ámbito del abastecimiento responsable de minerales es un buen ejemplo. Por todo el mundo, las cadenas de suministro de minerales han financiado conflictos, corrupción y abusos de los derechos humanos. Las nuevas iniciativas que usan blockchain en este ámbito han estado en primera plana de los periódicos. Según prometen, las empresas usuarias que están alejadas de las minas y los centros de comercialización podrán contar con información fidedigna y transparente sobre la procedencia de los minerales que utilizan. En teoría, es una fantástica noticia, pero el abastecimiento responsable no es tan sencillo.
Para establecer un comercio de minerales verdaderamente responsable, del tipo que trastoca los arraigados modelos empresariales que perpetúan la corrupción, los abusos de derechos humanos y la financiación de conflictos, se necesitará algo más que una mera innovación tecnológica.
En primer lugar, la información sobre la rastreabilidad solo ofrece a las empresas una perspectiva parcial de lo que realmente ocurre a lo largo de sus cadenas de suministro. Para entender el panorama completo, sería necesario captar una gran cantidad de información adicional que incluiría, entre otras cosas, los riesgos ambientales, las condiciones laborales, la presencia de grupos armados en las explotaciones mineras o el uso de mano de obra infantil. El abastecimiento responsable de minerales es más que un mero ejercicio de rastreabilidad. Cualquier aplicación de blockchain que se centre solo en la rastreabilidad permitirá que los abusos y la explotación que subyacen a algunas cadenas de suministro sigan existiendo.
En segundo lugar, blockchain solo es una herramienta para almacenar y compartir información. Por sí misma, esta tecnología no ofrece ninguna garantía de la precisión de los datos que en ella se introducen, la cual sigue estando expuesta a la influencia humana. Como recalcaron varias personas del foro, lo que das es lo que recibes. Esta cuestión es especialmente pertinente en muchas zonas productoras de minerales del mundo en las que sigue habiendo escasez y restricciones de información. Especialmente en las zonas remotas, los datos fiables sobre las prácticas de producción, comercialización y abastecimiento de minerales siguen siendo escasos. Para garantizar que los datos sean fiables y consistentes es vital llevar a cabo una investigación y un monitoreo independientes realizados por personas.
En tercer lugar, blockchain amenaza con marginar aún más a las comunidades que se dedican a la minería artesanal, las cuales son incapaces de acceder a esta revolución tecnológica concreta y participar en ella. La minería artesanal da empleo a 40,5 millones de personas en todo el mundo y muchas de ellas dependen de ese trabajo para su sustento. Aunque se están desarrollando algunos proyectos de cadena de bloques para aplicarlos a las cadenas de suministro de la minería artesanal en particular, se trata de proyectos localizados. Blockchain no debe convertirse, aunque sea involuntariamente, en un obstáculo para la entrada en el mercado de aquellas personas que, solo por culpa de las circunstancias, no tienen acceso a la tecnología.
En cuarto lugar, si las empresas consideran blockchain de igual manera que los planes de abastecimiento responsable del sector e intentan traspasar a la tecnología toda la responsabilidad de sus cadenas de suministro, blockchain corre el riesgo de convertirse en otra distracción que permita a las empresas individuales eludir las labores necesarias para conseguir las reformas de las cadenas de suministro que tanto se necesitan. Los problemas que surgen a lo largo de las cadenas de suministro de minerales solo están parcialmente relacionados con la escasez y gestión de datos. Aquí entra en juego, principalmente, la conducta empresarial de aquellas empresas que producen y comercializan estos recursos, que es lo que debe cambiar ante todo.
Por último, también debemos considerar que, mientras las autoridades estatales y locales cierren los ojos ante esta situación, seguirán llevándose a cabo prácticas comerciales corruptas o abusivas. Los gobiernos tienen un importante papel que desempeñar en la lucha contra la impunidad que permite la compraventa de minerales que son fuente de problemas sin ningún tipo de escrutinio ni responsabilidad. Blockchain no reduce las responsabilidades de los Estados.
La diligencia debida basada en los riesgos de las cadenas de suministro, tal como se expone en la norma internacional formulada por la OCDE, requiere un conocimiento sólido del funcionamiento de las cadenas de suministro y alienta a las empresas a adoptar un enfoque integral de comprobación de los riesgos.
Aunque es posible que se puedan diseñar aplicaciones que utilicen blockchain para registrar y gestionar el tipo de información detallada y cualitativa que se necesita para fundamentar las evaluaciones de riesgo de las empresas, hasta que estas herramientas estén plenamente desarrolladas, nada podrá sustituir a la comunicación con los proveedores para obtener la información detallada y específica necesaria para evaluar y gestionar eficazmente los riesgos.
A pesar de lo que algunos quieren hacernos creer, aunque es cierto que esta nueva tecnología es innovadora y fascinante, no es la respuesta definitiva para establecer cadenas de suministro de minerales equitativas y justas. La diligencia debida de las cadenas de suministro (que incluye las herramientas que utilizan las empresas, las políticas que establecen y las prácticas que adoptan) debe siempre aspirar a cambiar las conductas de comercialización de modo que mejoren las circunstancias de los miembros de las comunidades mineras y los habitantes de los países productores. Blockchain puede ser uno de los múltiples medios para llegar a ese fin, pero no es el fin en sí mismo.