Apoyamos las aspiraciones de cientos de millones de personas comprometidas con la justicia climática, la transformación económica, la igualdad, los derechos humanos, el medio ambiente, la justicia de género y los derechos de las personas trabajadoras, de la infancia, de las personas refugiadas, de los pueblos indígenas y de las comunidades religiosas.
Actuamos conjuntamente con personas de todo el mundo que imaginan un futuro mejor y acogemos con satisfacción que el Foro Económico Mundial (FEM) de 2020 esté dedicado a “partes interesadas por un mundo cohesivo y sostenible”. #StandTogether No obstante, dentro de cincuenta años, el foco del Foro de este año en Davos sonará a falso a menos que vaya emparejado con la visión, la valentía y la claridad que muestran quienes están en la primera línea del movimiento por el clima: jóvenes, mujeres, la comunidad científica y coordinadores y coordinadoras comunitarios que lideran el camino en todo el mundo.
Creemos que es hora de que las personas con capacidad de decisión que participan en la reunión anual del Foro Económico Mundial declaren una emergencia climática en sus respectivos países y empresas, y tomen con urgencia las medidas necesarias para proteger a la humanidad y nuestro planeta, incluidas algunas de nuestras comunidades más vulnerables.
Para aprovechar el máximo nuestra oportunidad de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, debemos reducir a la mitad las emisiones globales en 2030 y llegar al cero neto en 2050. Esto significa que gobiernos, empresas, inversionistas y sociedad civil deben trabajar conjuntamente para transformar con rapidez nuestra economía antes de que termine la década, con una transición justa y cuidadosamente gestionada que aborde las desigualdades y respete los derechos humanos y los derechos laborales.
Para llevar a cabo una transición justa para las personas trabajadoras y las comunidades debemos:
- Poner fin a la búsqueda y extracción de combustibles fósiles. Eliminar de forma gradual y rápida su búsqueda, su extracción y su uso; los países de ingresos altos deberán hacer las reducciones más rápidas y los inversionistas, desinvertir en combustibles fósiles.
- Poner fin a las subvenciones a combustibles fósiles. Redistribuir los 5,2 billones de dólares estadounidenses en subvenciones a combustibles fósiles para apoyar energías renovables producidas responsablemente y fomentar sistemas de protección social.
- Hacer que quien contamine pague. Fijar un precio significativo a la contaminación y hacer que los emisores paguen el coste real de sus actividades para la salud humana y el medio ambiente.
Construir un futuro floreciente, regenerativo y más igual exigirá una innovación exponencial y un nuevo pacto social cuyos ejes centrales sean una fiscalidad justa, derechos humanos, desarrollo sostenible, derechos de las mujeres y la redistribución de los recursos.
Esto requerirá que los gobiernos promulguen leyes que exijan a las empresas que respeten los derechos humanos y ejerzan la diligencia debida para identificar, abordar y revelar sus impactos sociales y medioambientales, y prevenir y remediar los abusos que actualmente son endémicos en sus actividades y cadenas de suministro. Las empresas tendrán que cumplir estrictamente las leyes, establecer normas con rapidez y publicar e implementar unos planes de transición claros y justos.
Si hacemos esto, tendremos la posibilidad de crear millones de empleos y construir un futuro mejor, más seguro y más próspero que sirva a muchas personas y no sólo a unas pocas, con aire limpio, una biodiversidad restaurada, y energía y transportes asequibles, renovables y confiables, al mismo tiempo que aumenta el acceso a los derechos humanos, incluidos los relativos a la salud y la educación, en todas las comunidades.
Es hora de que las empresas y países influyentes que se interponen en el camino hacia este futuro despierten. El modelo actual ya no sirve a la humanidad y al planeta, y no es sostenible. Pedimos a las personas responsables de tomar decisiones, que cuentan con una representación nutrida en la reunión de Davos, que escuchen este llamamiento: Declaren la emergencia climática, pongan fin a la búsqueda y extracción de combustibles fósiles, pongan fin a las subvenciones a los combustibles fósiles y hagan pagar a quienes contaminen el coste real de sus actividades.
Además, imploramos a estos actores que respeten los derechos fundamentales de los y las activistas que trabajan en estas cuestiones a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica. Esto significa instaurar medidas, en el ámbito nacional o en las actividades de la empresa, para reducir al mínimo los riesgos que corren estas personas y protegerlas de represalias.
En nuestra opinión, toda empresa que no actúe de una forma clara y transparente para respaldar unas políticas públicas transformativas o que no respete los derechos humanos y el medio ambiente identificando, revelando y abordando sus impactos negativos incumple sus responsabilidades para con la sociedad.
Todo gobierno o agencia multilateral que siga autorizando o subvencionando la extracción de combustibles fósiles está igualmente fallando a la humanidad. Los gobiernos deben satisfacer las necesidades básicas y defender los derechos de las comunidades desfavorecidas y liderar una transición justa hacia un futuro sin emisiones.
Cada día de retraso aumenta la dificultad de alcanzar la sostenibilidad y la cohesión. Cada voz que se alza ejerce presión sobre las personas responsables de favorecer el colapso climático, los abusos contra los derechos humanos y de ahondar la desigualdad. Al comienzo de esta década decisiva, es hora de que los gobiernos y las empresas que se reúnen en Davos decidan si están del lado de la humanidad y por nuestro futuro común.
/ TERMINA
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